CARTA AL PRESIDENTE ELECTO

Por Carlos Segura Montreal, 07 de julio del 2020.

Distinguido presidente electo:

https://www.notisurbani.com/images/Carlos_Segura_escritor_foto.JPGHastiados de tanta corrupción e impunidad, lo hemos elegido como presidente de todos los dominicanos para los próximos cuatro años, no le estamos otorgando un cheque en blanco, sino la oportunidad de adecentar la política en el país, poniendo freno a la corrupción y la impunidad, a la excesiva concentración de poder del Ejecutivo, a la ausencia de independencia de los poderes del Estado, al manejo clientelar de este y a la arrabalización de nuestras instituciones.

Mas concretamente, le exigimos:
-Frugalidad y transparencia en el manejo de los fondos públicos, así como hacer efectiva la rendición de cuenta. Los dominicanos tenemos derecho a saber como se administran nuestros chelitos.
-Que cumpla su palabra de que no habrá borrón y cuenta nueva. Hay una larga lista de escandalosos casos de corrupción, a los cuales están vinculados los jerarcas de la corporación peledeista y varios empresarios, todos estos casos deben ser esclarecidos, sus responsables llevados a la cárcel y sus bienes incautados y devueltos al erario.
-Un reordenamiento de nuestro modelo económico, impulsando el desarrollo de sectores productivos que generen empleos de calidad, aumentar y hacer mas eficiente el gasto publico social, reducir el desempleo, la informalidad y la precariedad laboral, implementando políticas publicas que generen empleos decentes, bien remunerados. Los dominicanos estamos hartos de salarios de miseria.
-Según la Encuesta ENHOGAR 2017, los dominicanos percibimos la delincuencia como el principal problema del país. En sus manos está devolver paz y sosiego a la familia dominicana, encarando con seriedad este problema. Si bien este es un tema de seguridad, que desborda la capacidad de una Policía Nacional que tiene en su seno muchos miembros vinculados a actos delictivos, que carece de profesionalización y de condiciones adecuadas de trabajo, él trasciende el estricto marco de ese campo, al estar muy vinculado a la exclusión social, desempleo, pobreza, descomposición social, etc. Encare pues este problema reforzando la seguridad, pero sin olvidarse de las causas que lo generan.

-Ampliar y mejorar la calidad de los servicios. La Constitución de la República reconoce a la salud y la educación como derechos que el Estado tiene la responsabilidad de ofrecer a la población, pero nuestros hospitales carecen de equipos, materiales y medicamentos necesarios para ofrecer adecuados servicios de salud. Se requiere de una mayor asignación presupuestaria a ese sector.

En cuanto a la educación, pese a haberse aumentado ya la asignación presupuestaria, es aún insuficiente y peor administrada. En un mundo donde la producción y comercialización de bienes y servicios está cada vez mas basada en el conocimiento, solo una significativa mejoría de nuestro sistema de enseñanza nos permitirá competir y posicionarnos en la economía global. Si queremos dar el salto hacia el desarrollo, necesitamos de jóvenes bien formados, con habilidades lingüísticas y matemáticas, que hablen inglés y, si posible, una tercera lengua, sin dejar de lado la destreza en el manejo de las nuevas tecnologías. Y como además de mano de obra calificada necesitamos de buenos ciudadanos, se requiere también contar con escuelas que incluyan en sus programas la educación en valores, cultura de paz. En fin, una formación humanística, sin olvidar el necesario vínculo de la escuela con el hogar.

-Poner fin a los apagones. Es talvez aquí donde la clase política dominicana ha mostrado su mayor ineficiencia. Más de medio siglo de crecimiento económico y de cuantiosas inversiones en ese sector no han sido suficientes para liberarnos de esta desgracia nacional, que entorpece a los sectores productivos y reduce considerablemente la calidad de vida de la población ¿Cómo es posible que la mas grande economía del Caribe insular y Centroamérica tenga unos de los servicios de electricidad más ineficientes y caros América Latina?

-Finalmente, los mas de dos millones de dominicanos que vivimos en el exterior exigimos que se deje de vernos como vacas de ordeño, somos la principal fuente de divisas del país, porque es la única fuente de divisas democrática, que llega a los mas amplios sectores del país, las demás (turismo, zonas francas), una buena parte va a los bolsillos de los inversionistas. No basta reconocer nuestra contribución a la economía del país en el discurso oficial, nos merecemos una recompensa mínima, ofreciéndonos servicios de calidad, posibilidad de invertir nuestros pequeños ahorros en proyectos de inversión rentables, con garantía del Estado, accesibilidad a los servicios públicos, que se suprima la estafa de los servicios consulares, donde se nos cobra sumas exorbitantes por cualquier papelito, que en la generalidad de los casos debe ser gratuito, según la lista de servicios consulares colgada en la pagina Web de Cancillería.

En cuanto a los servicios que tienen algún costo, los precios son desconsideradamente aumentados por funcionarios consulares inescrupulosos. Estos varían de un consulado a otro, en función de las ansias de enriquecimiento de un ejército de funcionarios que desborda la capacidad física de las oficinas consulares. Somos el hazmereir de la comunidad internacional por el desproporcionado numero de cónsules, vicecónsules, embajadores, ministros consejeros, consejeros, secretarios, auxiliares, que vagan en consulados y embajadas que en nada contribuyen a fortalecer el intercambio comercial, científico y cultural con los países donde están acreditados, ni mucho menos ofrecen servicios de calidad a las comunidades de dominicanos allí establecidas. Esperamos que se ponga fin a este relajo y se reduzca drásticamente el personal supernumerario en nuestros consulados, embajadas y representaciones en organismos internacionales.

No le estamos pidiendo nada que usted no haya asumido previamente como compromiso, todas estas medias están contenidas, junto a muchas otras no mencionadas aquí, en el programa de gobierno que usted presentó a la nación, El cambio que viene, lineamientos generales del programa de gobierno del cambio, 2020-2024. Tampoco le estamos pidiendo una revolución. Es mas, esa palabra, en boca de la clase política dominicana, nos asusta, ya Danilo Medina nos ofreció una “revolución educativa” y usted conoce el resultado: Nuestros jóvenes continúan obteniendo el peor de los resultados posibles en las evaluaciones internacionales sobre habilidades lingüísticas y matemáticas, terminan el bachillerato siendo analfabetos funcionales y así ingresan a las universidades, donde muchos profesores (también semi analfabetos) pasan por alto sus numerosas faltas de ortografía y sintaxis, incluso en los monográficos y supuestas “tesis” que finalmente les permite obtener títulos de licenciados y doctores.

Todas estas medidas son factibles, solo se necesita voluntad política para realizarlas, para ello cuenta con el apoyo de la población, y creo que también con el apoyo de los poderes facticos (empresarios, Iglesia, algunos medios de comunicación), que desde hace mucho tiempo vienen reclamando un adecentamiento de la vida política nacional.

A partir de la toma de posesión de su cargo, le damos cien días para que usted nos muestre el color de su gobierno. Aproveche la gabela, es mucho lo que está en juego. Es muy probable que esta sea la última oportunidad del sistema de partido de nuestro país. Desde los años noventa, asistimos en toda la región a un declive de los partidos políticos, que se expresa en la pérdida de su influencia e identidad, ninguno de los partidos del sistema en nuestro país escapa a esa realidad. Sus vínculos con la sociedad civil se debilitan de forma vertiginosa. Los movimientos sociales se nutren cada vez mas de las nuevas tecnologías y se apartan de los partidos, el movimiento Marcha Verde y los jóvenes de la Plaza de la Bandera son buenos ejemplos de ello. En sus manos está retardar el desplome del sistema de partido y evitar que un día, no muy lejano, se alce con el poder un Maduro o un Balsonaro. Por ahí anda ya un Ranfis Domínguez Trujillo anhelando la llegada de ese momento ¡Dios nos libre!

¡Ah, se me olvidaba! A todo lo largo de nuestra historia, los dominicanos hemos exhibido una extremada debilidad por las mieles del poder, tenemos una marcada tendencia a aferrarnos a él como la hiedra se adhiere a la roca y rápido nos endiosamos y nos volvemos locos. Tome su cargo con humildad y responsabilidad. Le aconsejo que ore o medite todos los días de buena hora, ambas cosas son buenas para la salud y serenidad del espíritu, de seguro que le ayudara a mantener la cordura y la fortaleza de carácter que demanda su alta investidura. Mantenga también su distancia frente a los adulones y limpia sacos que tanto abundan en el país.

Le deseo buena salud, fortaleza de espíritu, buen juicio para dirigir los destinos del país y muchos éxitos.