IDEANDO Un mea culpa
IDEANDO
Un mea culpa
Heddel Cordero
La publicidad dominicana está huérfana de grandes ideas creativas. Esta época posiblemente será la más infértil en ese sentido. Se pueden contar con los dedos de una mano las historias que perduran en la mente de la gente por su ingenio y grandiosidad. Asistimos a una era infecunda y frívola en materia de comunicación publicitaria.
Hay una verdadera crisis en el pensamiento creativo nacional. Las grandes marcas se están conformando con informar. Limitan su esfuerzo a comunicar bondades y ventajas de manera lineal, directa, simple y sin ningún tipo de adornos.
No existe la más mínima preocupación por hacer memorables las historias que sustentan su publicidad. No hay publicidad impactante. Puedo hacer un resumen de los esfuerzos de comunicación de las más importantes marcas nacionales y la gran mayoría no pasa la prueba de un test de memorización y diferenciación.
Justamente ahora que se dispone de mayores recursos tecnológicos, económicos y humanos; de más posibilidades para buenas ejecuciones, estamos acusando menos estelaridad creativa. No se entiende la sequía. Es inexplicable la infecundidad.
La personalidad de las marcas se lastima con tanta publicidad similar sustentada en historias manidas. También los presupuestos no se optimizan porque es necesario aumentar la frecuencia para que le quede algo al receptor del mensaje. Una idea impactante se graba desde la primera exposición. Una idea pobre dificulta su fijación y recordación de promesas.
Esta percepción tiene dos explicaciones: o los clientes están siendo menos exigentes con la comunicación publicitaria de sus marcas, o a los creativos de este tiempo no les preocupa si es relevante o no el trabajo que realizan.
Muchos creativos que ayer lograron notabilidad gracias a su talento y a las excelentes campañas que escribieron y que les hicieron famosos en el mercado, hoy no pueden exhibir con orgullo las cosas que hacen.
El talento creativo dominicano ha sido más de una vez premiado y resaltado, empero hoy, con más experiencia y mayores recursos, no pueden mostrar la misma trascendencia con su trabajo.
Es una percepción personal. Es una especie de mea culpa que comparto con todos los que vivimos de esta profesión y nos deleitamos cuando nos situamos delante de ideas que nos sobrecogen y nos llaman la atención por su originalidad e impacto.
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